La Piedra de la Unción no es solo un artefacto histórico: es un testimonio viviente de la fe, un conducto de energía divina. Esta es la misma piedra donde el cuerpo de Jesús fue preparado con amor para su sepultura, un lugar donde el dolor se convirtió en esperanza y la muerte dio paso a la resurrección.
Durante siglos, millones de peregrinos de todos los rincones del mundo se han arrodillado ante esta piedra sagrada, con el corazón rebosante de devoción y el espíritu buscando consuelo.
De hecho, más de 100.000 peticiones de oración han recibido resultados positivos. Se han atribuido innumerables milagros a la Piedra de la Unción; su presencia sagrada produce transformaciones en el corazón, la mente y el alma.
Ahora tienes la oportunidad única de unirte a esta cadena ininterrumpida de fe. Tus oraciones susurradas en la antigua piedra resonarán a través del tiempo, llevadas en las alas de la devoción hasta los cielos…